lunes, 4 de junio de 2012

La segunda actividad que dije anteriormente pero esta seria para niños más mayores seria dividir a la clase en tres grupos y cada grupo tiene que escribir adjetivos, sustantivos y verbos diferentes. Finalmente escribir un cuento en el que aparezcan esas palabras. aquí os dejo el mio.

Había una vez un niño que tenia una sonrisa que llamaba la atención de todos, además era un niño muy valiente y le encantaba bailar. A este niño le encantaban los animales, y sobretodo el delfín,
ya que le parecían muy graciosos porque no paraban de saltar. 


Un día decidió embarcarse en una nueva aventura, así que Pepin que así se llamaba el niño construyó un barco de papel, estaba un poco arrugado pero era muy bonito, cuando estaba montado vio al mago Lolo y le llamó para que le acompañase en su aventura.
¡Genial! pensó Pepin, el mago utilizará su magia en el viaje y serán aventuras más divertidas las que tendremos.


El niño habló con el mago y este aceptó. Tras navegar durante un tiempo ¡Zas! nos encontramos con un perro enorme con cola de pez en medio del mar. El perro era muy divertido y nos contó una historia sobre una isla secreta que se podía llegar a ella sólo con soñar. y así lo hicieron, soñando, soñando llegaron a la isla, donde en un cartel muy grande ponía: " Isla columpio un lugar bonito al que para llegar sólo tendrás que soñar". A la entrada nos recogió un coche hecho de nubes de golosina, con un conductor que era un osito de gominola. ¡el conductor era estupendo! pensó Pepin, lo único raro es que el osito estaba vestido con un albornoz muy grande.
El osito les empezó a enseñar la isla y les dijo que en esa isal todo el mundo estaba feliz y nunca nadie lloraba...hasta ahora.


La primera parada que hicieron fue en una tienda muy grande llena de toboganes que paraban en unas piscinas gigantes de gelatina y que si probabas un poco eran buenas para olvidar las cosas malas que te hubieran pasado.   Para salir de allí el mago tiró de su oreja y de un salto aparecieron en una pequeña cabaña al lado del mar decorada de una forma muy divertida, el la que vivía un extraño duende, lleno de botones. Empezaron a interactuar con él y el duende empezó a tener vida. Este les contó que una bruja muy mala se había apoderado de aquella isla y muchos de sus habitantes habían entrado en un estado de hipnosis.




Aquella bruja había hecho que la isla no fuera tan divertida y la dejaría así hasta que ella encontrara lo que quería, el animal más divertido de toda la isla, un perro con cola de pez, con ojos brillantes y que siempre estaba riendo y bailando. Pepin se dio cuenta de que se refería al animal que habían visto durante el viaje y el mago y el niño decidieron ayudar al duende a encontrar al perro y acabar con la malvada bruja.


Los tres nuevos amigos corrieron hacia el barco y pusieron las hélices en marcha. Por fin encontraron al perro y le contaron lo sucedido, el perro que vio que Pepin era un niño muy valiente le dijo que debían encontrar un instrumento musical mágico y que deberían tocarlo para que la bruja desapareciera, y así lo hicieron, pusieron rumbo a la isla y saltando bajaron del barco.
Aquel instrumento era un clarinete y Pepin lo tocó produciendo un ruido muy gracioso, así que hicieron llamar a la bruja y esta escuchó la música, no se pudo resistir y de una larga carcajada desapareció.
Todos los habitantes de la isla estaban otra vez muy contentos y pudieron reír y ser felices otra vez. Pepin y el mago Lolo se despidieron de ellos y les prometieron volver más veces a la isla.
Pusieron rumbo mar adentro en aquel barco de papel arrugado, pero antes de llegar a casa debían avisar al perro de que la misión ya estaba terminada. Necesitaban hablar con él así que el mago cogió su zapatilla y la transformó en un divertido teléfono. El perro se puso muy contento y se lo agradeció eternamente. Pepin se quedó un poco triste después de aquella rápida despedida pero se dio cuenta que aquello no era una triste despedida puesto que podría volver a visitarles cuando quisiera, sólo tenía que volver a soñar.
Como era un camino largo hasta llegar a casa, el mago sacó de su sombrero un fantástico pastel de chocolate para que Pepin comiera un poco y al dar el primer bocado, Pepin abrió los ojos y se dio cuenta que estaba en su casa y que todo había sido un divertido sueño y que todo estaba otra vez en su lugar.






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