martes, 5 de junio de 2012

TEATRO

Despues de la representacion teatral que hicimos en clase de literatura infantil os recomiendo a todos el libro de donde sacamos la obra: CUENTOS EN VERSO PARA NIÑOS PERVERSOS.


Son obras clásicas de la literatura pero cambiando el argumento, por lo que hace que el cuento sea muy divertido. Vienen varios cuentos, nosotros elegimos dos de ellos: caperucita roja y los tres cerditos y lo representamos por medio de un teatro de sombras. Os dejo el texto de uno de ellos para que le deis un vistazo. Espero que os guste.




CAPERUCITA ROJA Y EL LOBO

Estando una mañana haciendo el bobo
le entró un hambre espantosa al Señor Lobo,
así que, para echarse algo a la muela,
se fue corriendo a casa de la Abuela.

"¿Puedo pasar, Señora?", preguntó.

La pobre anciana, al verlo, se asustó                            
pensando: "¡Este me come de un bocado!".
Y, claro, no se había equivocado:
se convirtió la Abuela en alimento
en menos tiempo del que aquí te cuento.
Lo malo es que era flaca y tan huesuda
que al Lobo no le fue de gran ayuda:

"Sigo teniendo un hambre aterradora...

¡Tendré que merendarme otra señora!".

Y, al no encontrar ninguna en la nevera,
gruñó con impaciencia aquella fiera:

"¡Esperaré sentado hasta que vuelva

Caperucita Roja de la Selva!"

-que así llamaba al Bosque la alimaña,
creyéndose en Brasil y no en España-.
Y porque no se viera su fiereza,
se disfrazó de abuela con presteza,
se dio laca en las uñas y en el pelo,
se puso la gan falda gris de vuelo,
zapatos, sombrerito, una chaqueta
y se sentó en espera de la nieta.
Llegó por fin Caperu a mediodía

y dijo: "¿Cómo estás, abuela mía?

Por cierto, ¡me impresionan tus orejas!".

"Para mejor oírte, que las viejas

somos un poco sordas". "¡Abuelita,

qué ojos tan grandes tienes!". "Claro, hijita,

son las lentillas nuevas que me ha puesto

para que pueda verte Don Ernesto

el oculista", dijo el animal
mirándola con gesto angelical
mientras se le ocurría que la chica
iba a saberle mil veces más rica
que el rancho precedente. De repente

Caperucita dijo: "¡Qué imponente

abrigo de piel llevas este invierno!".

El Lobo, estupefacto, dijo: "¡Un cuerno!
O no sabes el cuento o tú me mientes:
¡Ahora te toca hablarme de mis dientes!
¿Me estás tomando el pelo...? Oye, mocosa,
te comeré ahora mismo y a otra cosa".

Pero ella se sentó en un canapé                                      
y se sacó un revólver del corsé,
con calma apuntó bien a la cabeza
y -¡pam!- allí cayó la buena pieza.                  



Al poco tiempo vi a Caperucita
cruzando por el Bosque... ¡Pobrecita!
¿Sabéis lo que llevaba la infeliz?
Pues nada menos que un sobrepelliz
que a mí me pareció de piel de un lobo
que estuvo una mañana haciendo el bobo.









1 comentario:

  1. Hola Sara!
    Me parece muy interesante que publiques esta entrada a cerca del teatro que representamos en clase. Me parece una forma distinta de narrar las historias que todos conocemos ya, aunque si que creo que quizás ciertas palabras eran un poco complicadas para los niños.

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