Era un día muy veraniego y mi familia y yo decidimos aprovecharlo y nos fuimos a la playa todos juntos. tras pasar un rato divertido jugando con la olas y con la arena, llegó la hora de la comida y decidimos comer pescado frito.
Todos estábamos muy contentos, pero de pronto pasó algo muy extraño, de mi abuelo empezaron a salir unos fuertes destellos y ¡Zas! de repente , se convirtió en un gato muy grande, blanco y negro, con los ojos azules y sus viejas gafas de pasta.

Todos nos quedamos muy extrañados, y lo que parecía que iba a ser una sabrosa y suculenta comida no la pudimos disfrutar.
Sin darnos cuenta mi abuelo pegó un salto y se comió todo el pescado que teníamos.
Cuando se comió toda la comida el gato desapareció y allí estaba otra vez mi abuelo, sin saber lo que había pasado.
Nos dimos cuentas de que aquellas sabrosas sardinas eran mágicas y habían hecho que mi abuelo se convirtiera en gato, ya que este al ver las sardinas deseo con todas sus fuerzas poder ser ese animal y comerse todo lo de la mesa. Desde entonces nunca más hemos vuelto a comprar sardinas delante de mi abuelo por si acaso.
y colorin colorado esta extraña historia se ha acabado.
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